Me pregunto cómo pude sucumbir en este vértigo perpetuo que yo mismo provocaba y temía. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo mismo ante el espejo con la vana ilusión de averiguar quién soy. Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: Estoy loco de amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 se abrieron.
G.G.M., siempre me ha gustado y siempre me gustará; y ¿quién no ha sentido alguna vez ese vértigo y ese desvarío de hablar solo frente a un espejo? Lo confieso..., igual me encierran por ello, jajaja!
Besos
vaya, se me adelantaron... bueno, el post te lo ha desvirgado la realeza!!!!
Demasiadas veces nos miramos al espejo y desconocemos a quien vemos reflejado en él.
¿Locos, locos?... no sé. Pero cuerdos seguro que no.
Un abrazo Jardinero.
Besos Zârck.
María
...ha sido como un baño del alma tu blog para mi , tr invitoa visitar el mio ...un abrazo de corazon jose ramon.
Publicar un comentario