Muere el premio Nobel alemán Günter Grass a los 87 años.
Pero
desnuda y reducida sólo a proporciones me das pena. Por eso intento
cambiarte de sitio la rodilla. Tu espinazo cóncavo me da qué pensar. No
comprendo por qué eres tan fea ni por qué soy incapaz de apartar de ti
la vista y mirar, por ejemplo, el campo verde o el río, que son tan
naturales y no tienen clavículas.
Te quiero lo que puedo. Voy a componer un ballet para tus glóbulos, los
rojos y los blancos. Cuando caiga el telón te tomaré el pulso y veré si
el esfuerzo ha merecido la pena.
Ábrete.
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