10 septiembre 2014

Fragmento de “Invocación al insomnio” (Emil Cioran).



Antes de conocer el insomnio, yo era una persona casi normal. La pérdida del sueño fue una revelación para mí. Porque entonces me percaté de que la vida era soportable tan sólo gracias al sueño. Uno empieza cada mañana ya sea una nueva aventura o ya sea la misma, pero con interrupciones. En cambio, el insomnio suprime la inconsciencia, es decir, que uno se pasa las veinticuatro horas del día lúcido, y el hombre es demasiado débil para soportarlo. El insomnio es una especie de acto heroico. Es una lucha diaria que uno tiene perdida de antemano. Porque la vida solamente es posible gracias al olvido: es menester olvidar cada día para que la ilusión de una nueva vida, cada mañana, sea posible. En cambio, el insomnio nos obliga a vivir la experiencia de la lucidez, de la conciencia sin interrupción. Estamos en conflicto con todo el mundo, con todo ese mundo que duerme.