08 mayo 2013

"Las tinieblas hablan al arbusto en flor" (William Heinesen).


Yo soy la tiniebla.
¿Sientes mi mejilla sobre la tuya?
¿Sientes mi negra boca sobre la tuya roja?

Sí, tú eres la tiniebla y me asustas.
Tú eres la noche y la eternidad.
Siento tu gélido aliento.
Tú eres la muerte.
Quieres que me marchite.
¡Y tengo tantas ganas de vivir y florecer!

Soy la tiniebla.
Te amo.
Quiero que te marchites.
Que florezcas y te marchites.
Que te marchites y resurjas con tus flores.
Que te marchites y florezcas una y otra vez.

Soy la Noche. La Muerte. La Eternidad.
Te amo.
Me desesperaría si no existieses
y no me estuvieses esperando aquí
con el ansioso aliento de tus fugaces flores.
Con el vivo tropel de tus hermanos,
cálidos besos rojos,
en la profundidad de mi negro corazón solitario.