19 julio 2012

"Las nubes se acumulan" (Charles Simic).


Parecía ser el tipo de vida que queríamos.
Fresas silvestres con crema por la mañana.
Entraba el sol en todas las habitaciones.
Los dos paseando desnudos por la orilla del mar.

Algunas tardes, sin embargo, nos encontrábamos
inseguros por lo que pudiera suceder.
Igual que actores trágicos en un teatro en llamas,
con pájaros en círculo sobre nuestras cabezas,
los oscuros pinos extrañamente tranquilos,
y cada piedra que pisábamos ensangrentada por el crepúsculo.

Estábamos de vuelta en la terraza tomándonos un vino,
¿Por qué siempre el atisbo de un final infeliz?
Unas nubes de aspecto casi humano
se iban amontonando en el horizonte;
pero el resto igual de hermoso,
el viento suave y el mar en calma.

La noche, de pronto, sobre nosotros, sin estrellas.
Enciendes una vela, y la llevas, desnuda,
a nuestra habitación y la apagas de pronto.
El césped y los sombríos pinos extrañamente quietos.