10 mayo 2012

Fragmento de "La muerte por el tacto" (Jaime Sáenz).


Olvidó los océanos y las voces replegado con los demás en el apagado símbolo de los puentes - hizo perdurar el crepúsculo al igual de la condición de los afectos al árbol los ensangrentados los de largas cabelleras los forjadores del viento los que con la impasibilidad de las cosas han depositado un pétalo una arena un aire en el arco olvidado de aquella cumbre los que iniciados en los triunfos de la naturaleza en las revelaciones de las edades y de las lluvias anuncian las transformaciones del sonido, figura tuya no sé aún quién eres los que sean lo mismo que los rios parte vital de las montañas los que sean los que realmente vivan y mueran sin hacer gesto de desagrado los que se queden imberbes y también los barbudos y los barrigones dignos y naturales cuando el sonido y el viento son una misma cosa cuando no existe necesidad de que no hayan moscas cuando no se tiene que pagar para que besen a los delegados y el beso no sea más que beso y no señal torcida hypócrita y atentatoria cuando el matar no es condenable sino sólo matar y el término con que se designa la acción desaparece cuando te topes en las esquinas con alguien idéntico a ti y puedas decirle "hola", "ojalá", "tal vez", recuerda o "quien sabe" indistintamente como si te refirieras a él o a ello o a ellos o a ti desde la luz hacia la luz es necesario que escriba una carta para poder ver mejor la luz de las cosas luego de leerla alumbrado por el antiguo vuelo de mis amigos muertos es necesario que recuerden todos su amor a la música, si sosiego y su desdicha y su propensión a la risa así como las arquitecturas que urdían cuando podían hacer lo contrario y su lamento, el lamento que ya fue analizado sin usar la substancia humana, sin planes, sin palabra ni consulta, pero con ademanes repetidos bajo la mirada que caía desde un pedestal diseñado en otro tiempo para ensalzar a los mendigos, a los valientes y a los inventores del azúcar y del resorte y sus proyectos, los rigurosos alegatos en favor del desquiciamiento, de un anti-orden, para el retorno profundo al verdadero ordenamiento sus conmovedores argumentos para comprender finalmente el simple significado de la estrella sus penas tan dignas de respeto sus venias (te explican el punto de partida de la vida) encerraban una melodíia ingenua y lejana y te inducían a ser más bueno y desentrañar con mayor autoridad los signos misteriosos de las nubes y de las calles hacían que te vieras tal como eres (tu contenido, las propias venias que jamás harás) y les intitulabas medida de todo, y solucion secreta de todo, y surgía de tu sombra una venia destinada a ellos y les intitulabas "caro destino, gayo amigo".