Asha también había tenido otros amantes; algunos
compartieron su lecho durante medio año; otros,durante media noche. Qarl la
había complacido más que todos ellos juntos. Él podría afeitarse cada quince
días, pero una barba peluda no hace un hombre. A ella le gustaba la sensación
de su piel lisa y suave en sus dedos. A ella le gustaba la forma de su pelo
largo y caído sobre los hombros. A ella le gustaba cómo la besaba. A ella le
gustaba cómo sonreía cuando le cosquilleaba los pezones con los pulgares. El
bello de su entrepierna era una espesura arenosa más oscura que el pelo de su
cabeza, pero era magnífico si lo comparabas con el oscuro matojo que tenía ella
entorno a su sexo. Eso le gustaba también. Él tenía un cuerpo de nadador, largo
y delgado, sin una sola cicatriz.
«Una sonrisa tímida,
brazos fuertes, dedos hábiles y dos certeras espadas. ¿Qué más podría querer
una mujer?» Ella se habría casado con Qarl, y tan feliz, pero era la hija de
Lord Balon y él era un hombre común, el nieto de un esclavo. «Demasiado humilde
para casarme con él, pero a la altura para poder chuparle la polla». Borracha,
sonriente, se deslizó por debajo de las pieles y se la llevó a la boca. Qarl se
agitaba en sueños, pero, al cabo de un rato, comenzó a ponerse erecto. En ese tiempo
en que ella se la puso dura de nuevo, él se despertó y ella se humedeció. Se
echó las pieles sobre sus hombros y lo montó, introduciéndole tan dentro de
ella que no era capaz de distinguir quién tenía la llave y quién la cerradura.
Esta vez los dos alcanzaron juntos el orgasmo.
Alguien se ha abierto.
descender a la realidad,
hallarla
y elevarse de nuevo...
regresar siempre es un placer jardinero...
un beso Zârck...
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