24 febrero 2012

Fragmento de "La de los ojos de ibón" (Mór Jókai).


Nunca vi ojos tan maravillosos, y eso que los he visto muy hermosos en mi vida. Podría escribir todo un tratado de astronomía. Pero los ojos de aquella mujer cambiaban cada vez que había alguna mudanza en el mundo de los sentimientos y pasiones. Por esos los llamo los ojos de ibón. ¿Cómo son los ojos de ibón? Vistos desde la cima de una montaña son de color verde claro; la mitad de ellos yace a la sombra de los árboles de la vertiente de esa montaña, la otra mitad nos refleja la claridad del sol: son como una risa fresca y alegre. Otras veces, cuando el ábrego hace sobre ellos ligeras arrugas, toman un color verde oscuro, después moreno y más tarde negro: reflejan el color de las nubes, y sus rayos no parecen salir de dentro. Cuando se extiende la obscuridad de la noche, en su negro espejo lucen innumerable estrellas; de vez en vez se vislumbra sobre las aguas un resplandor, un ave deja allí una estela de plata: es el paraíso de extremo a extremo. Por entre las cimas de las dos montañas sala la luna llena: de pronto dichos ojos de ibón se vuelven de oro fundido; delante de ellos revolotean nieblas blancas y transparentes que adoptan las formas de toda clase de fantasmas; las olas comienzan a bailar sin motivo alguno; en medio del ibón surgen grandes anillos luminosos que parecen perseguirse unos a otros; luego desaparecen la luna tras los peñascales, y todo el ibón toma un hermoso color azul.

2 se abrieron.

Sofía Serra dijo...

Ha visto el paraíso en todo su tiempo en sus ojos. Una delicia de texto, que gran descripción de lo que es el acto de enamorarse y perderse en el otro.

Abraham Torres Castillo dijo...

verdad que sí, toda una delicia.