22 julio 2010

"I, de Espantapájaros" (Oliverio Girondo).


No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡ pierden el tiempo las que pretenden seducirme!
Está fue - y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronostico reservado?
¡ María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡ María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrisaje forzoso de un espasmo.
¡ Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

6 se abrieron.

Unknown dijo...

maravilloso texto....este de volar.
Enhorabuena por este jardín,se nota que está bien cuidado.

Pasajero en tránsito dijo...

...me transporta al inicio de "El lado obscuro del corazón" film que perdió seguros laureles internacionales, porque no lograron ponerse de acuerdo uruguayos, argentinos (y canadienses?) sobre el país que representaría... claro, se trataba de una obra que trascendía fronteras. Girondo y Benedetti aportaron excelentes poemas que quedaron presentes del lado luminoso del corazón...

EG dijo...

si, precioso texto de Girondo, y en este blog queda tan romántico!!! me enterneció esta entrada!!! un abrazo

EG dijo...

(lo que pasa es que soy así, como la chica de la foto...destetada!)

Ruth dijo...

no sé volaaaaaar!!!!!!!!!!!!!!!!!

snif

yo si te quiero

dos besos

laura dijo...

Qué bello texto, me encantó. Qué bello cuando la pluma es hombre también. Gracias