En este otoño de niebla, desde hace varios días, me siento tentado a seguir a mi muchacha Araceli en todas las direcciones del espacio y del tiempo, menos en una en la que no creo: el futuro. En realidad, en la dirección de mi futuro no veo más que una vía sinuosa a lo largo de la cual, mi habitual yo mismo sigue moviéndose arriba y abajo como un pendular borracho. Hasta que sobreviene un choque enorme y todo movimiento cesa. Es el punto extremo del futuro. Una especie de mediodía cegador, o de medianoche ciega, en el que ya no hay nadie, ni siquiera yo.
4 se abrieron.
Hola...
gracias por pasar...
tu jardin es muy cautivante... un placer pasar una tarde en él...
Saludos¡¡¡
te sigo¡¡¡
Quiza no sea el sentimiento más adecuado,o esté equivocado...me produces ternura,y le das calorcito a mi corazón.
Ojalá yo pudiera encender el tuyo,darle calor...Hace tanto frio en Zamora...
Un beso Zârck.
qué bellas palabras... todas.
hermoso blog, que sigo
un saludo
El futuro es el único lugar donde podemos estar sin estar, y el pensamiento es nuestro transporte particular.
Me puse a recordar, esta vez volví al pasado, donde ya estuve, y tú conmigo... Y dije, habrá que volver ahora, en el presente, ese que no existe porque cada letra que acabo de escribir queda irremediablemente anclada en el pasado...
Besos, aquí y ahora :-)
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