No son mías las palabras ni las cosas.
Ellas tienen sus fiestas, sus asuntos
que a mí no me conciernen,
espero sus señales como el fuego
que está en mis ojos con oscura indiferencia.
No son míos el tiempo ni el espacio
(ni mucho menos la materia).
Ellos entran y salen como pájaros
por las ventanas sin puertas de mi casa.
Alguien habla detrás de esta pared.
Si cruzara, sería en la otra estancia:
el que habla soy yo, pero no entiendo.
Tal vez mi vida es una hipótesis
que alguno se cansó de imaginar,
un cuento interrumpido para siempre.
Estoy solo escuchando esos fantasmas
que en el crepúsculo vienen a mirarme
con ansia de que yo los incorpore:
¿querría usted negar, sufrir, envanecerse?
No es mía, les respondo, la mirada,
negar sería espléndido, sufrir, interminable,
esas hazañas no me pertenecen.
Pero de pronto no puedo disuadirlos,
porque no oigo ya mi soledad
y estoy lleno, saciado, como el aire,
de mi propio vacío resonante.
Y continúo diciéndome lo mismo, que no tengo
ninguna idea de quién soy,
dónde vivo, ni cuándo, ni por qué.
Alguien habla sin fin en la otra estancia.
Nada me sirve entonces. No estoy solo.
Estas palabras quedan afuera, incomprensibles,
como los guijarros de la playa.
Ellas tienen sus fiestas, sus asuntos
que a mí no me conciernen,
espero sus señales como el fuego
que está en mis ojos con oscura indiferencia.
No son míos el tiempo ni el espacio
(ni mucho menos la materia).
Ellos entran y salen como pájaros
por las ventanas sin puertas de mi casa.
Alguien habla detrás de esta pared.
Si cruzara, sería en la otra estancia:
el que habla soy yo, pero no entiendo.
Tal vez mi vida es una hipótesis
que alguno se cansó de imaginar,
un cuento interrumpido para siempre.
Estoy solo escuchando esos fantasmas
que en el crepúsculo vienen a mirarme
con ansia de que yo los incorpore:
¿querría usted negar, sufrir, envanecerse?
No es mía, les respondo, la mirada,
negar sería espléndido, sufrir, interminable,
esas hazañas no me pertenecen.
Pero de pronto no puedo disuadirlos,
porque no oigo ya mi soledad
y estoy lleno, saciado, como el aire,
de mi propio vacío resonante.
Y continúo diciéndome lo mismo, que no tengo
ninguna idea de quién soy,
dónde vivo, ni cuándo, ni por qué.
Alguien habla sin fin en la otra estancia.
Nada me sirve entonces. No estoy solo.
Estas palabras quedan afuera, incomprensibles,
como los guijarros de la playa.
13 se abrieron.
Ajenos a lo que nos rodea y a nosotros mismos.
Supongo que lo unico que en realidad nos pertenece son nuestras fantasias...
mmm...
sigo esperando tu texto.
besos.
Me ha molao mucho el blog lo seguire muy de cerca. Un saludo
Siempre he imaginado cómo sería vernos desde afuera, desde un punto de vista externo. Pero... ese privilegio (o esa carga) solo la tienen los demás.
Este texto me recuerda que somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos.
Besos para mi jardinero preferido.
Brillante combinación de texto y foto. Saludos
Te he robado la poesía,la he guardado en mi blog.
Un beso Zarck
Jajaja Luna, como tus blogs son secretos bien guardada está.
Un beso.
Aquí deberías poder ver una sonrisa,gracias otra vez Zarck.
Es fácil encontrarlo,te he dado una pista en otro post.
Un beso Zarck
Luna, como en Wordpress hay pocos blogs me será facilísimo encontrarte.
Quiero decirte que no soy precisamente Indiana Jones encontrando cosas. Ni destrozándolas.
Un saludo.
Jajajaja,yo también soy un poco torpe...
Sabes el nombre de mi blog,pon en el google wordpress y a contunuación el nombre y ya está.
Pero solo para ti¿vale?
Un beso Zarck.
Buah, ya te había encontrado. Y sin pistas.
Bueno, soy bueno. Y cabezón no veas jajajaja.
Un beso, niña encontrada.
Vaya,ya ves,no solo torpe,también crédula.¿haré bien fiándome de ti,Zarck?Me dice el corazón que sí.
Un beso,y cuida de esa niña,por favor.
Todo se andará...
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