El amor no es decisivo, ni la fidelidad. Me refiero a la fidelidad de todos los días, que no sirve más que para proteger la infidelidad. La fidelidad acrisolada, ésa es la que vale. La fidelidad conquistada, pues, no la impuesta por las convenciones. Ahora puedo demostrar mi valor, quiero demostrarlo y lo demostraré, ahora es mi momento.
11 septiembre 2009
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