19 junio 2009

"Tu carne olía ricamente a otoño", de "Colección reservada de sonetos votivos" (Tomás Segovia).


Tu carne olía ricamente a otoño,
a húmedas hojas muertas, a resinas,
a cítricos aceites y a glisinas
y a la etérea fragancia del madroño.
Hábil como una boca era tu coño.
Siempre había, después de tus felinas
agonías de gozo, en las divinas
frondas de tu deseo, otro retoño.
Te aflojabas de pronto, exagüe y yerta,
suicidada del éxtasis, baldía,
y casta y virginal como una muerta.
Y poco a poco, dulcemente, luego,
absuelto por la muerte renacía
tu amor salvaje y puro como el fuego.

Alguien se ha abierto.

Clip dijo...

me ecanta tu jardín, es como un oasis que huele a savia.
besos !!