19 marzo 2009

Fragmento de "Ernestina o el nacimiento del amor" (Stendhal).


Durante todo un largo mes, no tuvo otro sentimiento que el de un dolor tanto más profundo cuanto que nacía del desprecio de sí misma; como no tenía ninguna experiencia de la vida, no podía consolarse diciéndose que nadie en el mundo podía sospechar lo que había pasado en su corazón, y que probablemente el hombre cruel que tanto le había importado no podría adivinar ni la centésima parte de lo que por él sintiera. En medio de su desgracia, no carecía de valor; no le costó ningún esfuerzo echar al fuego sin leerlas dos cartas en cuya dirección reconoció la funesta letra inglesa.

2 se abrieron.

Єѕтnoм dijo...

A mí me sería imposible quemar cartas sin leerlas.
Hoy por fin puedo comentar.
Te visito a menudo pero no sé por qué motivo no me dejaba hacerlo.

Caricias.

Anónimo dijo...

Mmmmm...bien, mi corazón acaba de pasar por algo parecido. Sólo el y mi alma conocen el ardor de ese sentimiento prohibido. Aún asi, tampoco yo podría dejar de leer esas cartas aunque supiese que me arrancarían el espíritu.
PD: Te agregué a mi blog. Llegué aquí de casualidad y creo que me quedaré a vivir. Besos miles!