Pero desnuda y reducida sólo a proporciones me das pena. Por eso intento cambiarte de sitio la rodilla. Tu espinazo cóncavo me da qué pensar. No comprendo por qué eres tan fea ni por qué soy incapaz de apartar de ti la vista y mirar, por ejemplo, el campo verde o el río, que son tan naturales y no tienen clavículas. Te quiero lo que puedo. Voy a componer un ballet para tus glóbulos, los rojos y los blancos. Cuando caiga el telón te tomaré el pulso y veré si el esfuerzo ha merecido la pena.
21 noviembre 2008
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Alguien se ha abierto.
me encanta esa parte final ... si ha valido la pena vivir
Siempre vale la pena hacerlo pero es bueno cuestionarlo
Un abrazo !
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