22 noviembre 2007

"Nada es lo mismo" (Ángel González).


La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

Nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

2 se abrieron.

gatina dijo...

Nada es, ni fue, ni será lo mismo...

Uno de los textos más bonitos del jardín. Enhorabuena, jardinero. y gracias por tan bellas palabras, aunque sean prestadas. Precioso.

Anónimo dijo...

Todo cambia, pero al mismo tiempo, todo gira. Por mucho que nos empeñemos en buscar lo perdido, nada será lo mismo.

Me quedo con el final, más que nada por lo que puede implicar(me) en estos momentos:

Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

a veces, ya ni las palabras...
Un placer volver por aquí.