La noche, que es siempre ambigua,
te enfurece, color
de ginebra mala, son
tus ojos unas bichas.
Yo sé que vas a romper
en insultos y en lágrimas
histéricas. En la cama,
luego, te calmaré
con besos que me da pena
dártelos. Y al dormir
te apretarás contra mí
como una perra enferma.
te enfurece, color
de ginebra mala, son
tus ojos unas bichas.
Yo sé que vas a romper
en insultos y en lágrimas
histéricas. En la cama,
luego, te calmaré
con besos que me da pena
dártelos. Y al dormir
te apretarás contra mí
como una perra enferma.
Alguien se ha abierto.
Este poema me fascinó; tan descabellado y a la vez tan real... Por lo demás tu blog es excelente. Creo que ya estiuve por aquí hace tiempo. Saludos!
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