La noche vuelve secreta
a tantear mi cuerpo,
me penetra lenta y suave.
Me abro,
como una flor nocturna.
a tantear mi cuerpo,
me penetra lenta y suave.
Me abro,
como una flor nocturna.
No quiero aún que me descubras toda la verdad, que la verdad no es lo evidente sino su mitad.
Alguien se ha abierto.
La noche penetra lenta y suave, haciéndo de cada segundo un suspiro, de cada suspiro, un gemido, y de cada gemido, el deseo de que no vuelva a amanecer.
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