18 abril 2007

Fragmento de "Sobre héroes y tumbas" (Ernesto Sábato).



Martín la miró: estaba de espaldas, respirando ansiosamente por su boca entreabierta, su gran boca desdeñosa y sensual. Su pelo largo y lacio, renegrido, desparramado sobre la almohada, destacaba su rostro anguloso, esos rasgos que tenían la misma nitidez, la misma dureza que su espíritu. Temblaba y estaba lleno de ideas confusas, nunca antes sentidas. La luz del velador iluminaba su cuerpo abandonado, sus pechos que se marcaban debajo de su blusa blanca, y aquellas largas y hermosas piernas encogidas que lo tocaban. Acercó una de sus manos a su cuerpo, pero antes de llegar a colocarla sobre él, la retiró asustado. Luego, después de grandes vacilaciones, su mano volvió a acercarse a ella y finalmente se posó sobre uno de sus muslos.

Alguien se ha abierto.

Ivan Orlando Caicedo dijo...

Acerca de soledades infinitas y silencios en medo de las muchedumbres, tal vez Sábato es el autor que mejor ha retratado en Latinoamérica esa sensación, esa certeza de la unicidad que existe en la identidad propia de cada uno que a pesar de encontrarnos de frente con muchos, a veces los sentimos dolorosamente muertos, como si no hubiera oportunidad de compartir. "saludos jardinera" ivano
"En un planeta minúsculo que corre hacia la nada, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, y otros están naciendo para volver a empezar. Toda nuestra vida sería una serie de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes".