En sus idas y venidas por el mundo, que fueron sinuosas, conoció Asrum a muchas mujeres, algunas de ellas muy bellas, y casi todas le gustaron, y a varias de ellas llegó a amar, pues resultaron tener espíritus serenos y benévolos, pero ninguna le dispensó el sabor de la breva, y él mantenía la superstición de que su felicidad se cifraba en el hecho de encontrar a una mujer que pudiera regalarle cada noche el placer de devorar una fruta carnal y caldosa, pues había ascendido a rango de precepto, según ha quedado ya dicho, la enseñanza del mago de Catay: la ventura de la vida de un hombre depende de un sabor, y él pretendía llevar una vida venturosa, y necesitaba, por tanto, lamer en lo dulce.
12 enero 2007
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3 se abrieron.
...Aun recuerdo cuando tus dedos impacientes jugaban con los botones de mi pecho, provocando un estallido de humedad en ese lugar calido y ardiente de mi intimidad....
"...y allí, en el bosque de Neldoreth, nació Lúthien, y las blancas flores de niphrendil se adelantaron para saludarla como estrellas de la tierra"
Y tú, ¿has encontrado ese sabor?.
Buen día
PD: Al final uniremos fuerzas todos tus lectores para hacerte escribir algo tuyo ;-)
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