18 abril 2006

Desposorio de una virgen (Dylan Thomas).


Al despertar sola entre una multitud de amores
cuando la luz de la mañana sorprendía
en el abrir de sus ojos extensos como la noche su dorado ayer
de él dormido sobre su iris y el sol de éste día
alzaba hasta el cielo desde su regazo la milagrosa virginidad fue tan antigua como los panes y los peces aunque el momento de un milagro es un relampaguear sin fin y los astilleros de las huellas de Galilea esconden una flota de palomas.
Las vibraciones del sol ya no codiciarán más su almohada profunda como el mar dónde un tiempo desposase sola
su corazón todo ojos y oídos labios que cogían la avalancha del espíritu de oro que ensortijaba su hueso mercurial con su corriente y que al pie de sus ventanas izaba su bagaje de oro
pues duerme un hombre donde cayó el fuego

y ella experimenta por su brazo ese otro sol
el celoso fluir de la sangre sin rival.