Hacía sólo unos días que se había agarrado a mí desesperadamente, y después algo ocurrió, algo que ni siquiera está claro para mí ahora, y por su propia voluntad subió al tren y me volvió a mirar con esa sonrisa triste y enigmática que me desconcierta, que es injusta, forzada, de la que desconfío con toda mi alma. Y ahora soy yo, parado a la sombra del viaducto, quien tiendo los brazos hacia ella desesperadamente y en mis labios aparece esa misma sonrisa inexplicable, esa máscara que he colocado sobre mi pena. Puedo quedarme aquí parado y sonreír inexpresivamente, y por fervorosas que sean mis plegarias, por desesperado que sea mi anhelo, hay un océano enre nosotros; ella seguirá allí en la miseria, y yo caminaré aquí de una calle a otra, con lágrimas ardientes quemándome el rostro.
03 junio 2010
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3 se abrieron.
Uno de mis libros favoritos
después de haber paseado por tu espacio y ya con unos cuantos años de lectora, caí en la cuenta que me faltan libros esenciales (a mi gusto, claro está)...quiero todo lo de Anaïs Nin y Henry Miller.
Hermoso, gracias!
Steiner, no me imaginé encontrármelo por acá y ya tu ve... todo es posible. En ser humano parte y no rey de natura. Natura, expresada por excelencia en la mujer. Mujeres, que nos ayudan a descubrir nuestro lado femenino, pero si te descuidas, ayunas de por vida...
Que grato descubrimiento Jardinsito!
besos desde La Paz.
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